Dos años después de la gran fiesta, tras muchos domingos de modesta liga local o consagrados al rugby, el crícket o la música, los templos del Mundial de Sudáfrica se preparan para una nueva cita con el gran fútbol de la mano de la Copa de África de Naciones. A partir del próximo sábado, y durante tres semanas, los Drogba, Adebayor, Boateng o Yaya Touré devolverán parte del esplendor perdido a las gradas que vieron jugar a Xavi, Messi o Cristiano Ronaldo.
La cita espera redimir en parte la triste suerte de algunos estadios del Mundial, en un país que no es potencia futbolística y donde el deporte rey debe compartir protagonismo con el rugby y el crícket. Aunque las expectativas no son las mejores: la selección sudafricana es un equipo plano y anodino que no engancha, y el pasado sábado, en su último ensayo, empató a cero contra Argelia en el Estadio Orlando de Soweto, en Johannesburgo, con muchos de los 40.000 asientos vacíos.
Según el rotativo sudafricano Sunday Times, sólo se han vendido hasta ahora un cuarto del medio millón de entradas disponibles para la competición, si bien ya hay un total de 350.000 asignadas entre ventas y compromisos de la organización, que garantizarán el color en las tribunas.
De los diez escenarios de la Copa del Mundo, solo vive del fútbol el Estadio Nacional de Johannesburgo, el escenario en el que Andrés Iniesta hizo campeona a España. La Copa de África supone una nueva oportunidad para renovar la fiebre del fútbol en el resto de sedes del Mundial de Sudáfrica, que esperan aprovechar la experiencia para que el país vuelva a ser una fiesta del deporte.
Via | Dream-Builder
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