Los científicos marinos de la costa sudoeste del Cabo de Sudáfrica, tienen que estar más atentos cuando atraigan a los «tiburones voladores» para sus investigaciones porque, cerca de Seal Island, en False Bay, una de las partes más famosas del océano característica por estos escuelos «con alas», un gran tiburón blanco de 500 kilos saltó a una barca.
«Salimos a la bahía todos los días para conseguir datos sobre los tiburones», explica Enrico Gennari, el director de Investigación de los Océanos, a la revista National Geographic. Gennari es el director de Investigación de los Océanos, una organización independiente que trabaja con las universidades, y lleva a cabo programas de sensibilización pública para enseñar sobre los tiburones.
«Nuestro equipo atrae a los tiburones para poder fotografiar sus aletas dorsales, una forma de poder identificarles. Pusimos un cebo en la popa, y a los cinco minutos oímos un gran chapoteo que no venía de la parte posterior de la embarcación. De repente, un tiburón saltó a nuestro barco desde un lado».
Lo primero que hizo el equipo ante esta situación fue asegurarse que todos estaban bien; después, cuando vieron al tiburón que estaba retorciéndose en la cubierta, intentaron llevarle al agua con varios métodos: impulanso al animal al mar, con una cuerda atada en una segunda lancha, pero ninguno dio resultado.
Ahora, el equipo de Investigación de los Océanos espera que no vuelva a saltar ninguno a su barco porque «fue una situación muy estresante para todos, tanto para el tiburón como para nosotros», comentaba el director del Instituto de Océanos.