El anuncio de la lujosa renovación del edificio del presidente sudafricano, cuyo nombre significa nuevo amanecer en lengua tsonga, ha generado polémica en Sudáfrica, donde aún resuena el eco de la llamada a apretarse el cinturón que el ministro de Finanzas lanzó la semana pasada.
Las obras, que supondrán la mejora de las infraestructuras, los servicios y accesos del edificio, empezarán en abril y durarán 15 meses. El gasto amarga cuando se pintan las cifras: el coste de renovar la casa oficial del presidente es superior al dinero destinado al programa de educación sobre el sida del año pasado (Sudáfrica es el país con más infectados de VIH, unos 5,7 millones).
También es una cantidad similar a la necesaria para construir en el país unas 200 nuevas clínicas rurales o 3.500 casas de protección oficial. Se trata la mayor renovación de la historia de la residencia presidencial sudafricana, en la que ya se habían realizado obras en los últimos años por valor de cinco millones de euros.
Un comunicado del Departamento de Trabajo Público, responsable de las dependencias presidenciales, lamenta el “deliberado y desesperado intento de ADpara manipular las cifras”. Según el texto, el edificio construido en 1940 se ha convertido en herencia del país y durante su vida ha acomodado “a todos los presidentes sudafricanos, incluidos los arquitectos del apartheid”.
Via | La Vanguardia
Foto | Telegraph