Sudáfrica es el mayor emisor de gases invernadero del continente africano. Su cantidad de emisiones por habitante está a la par de las de Gran Bretaña y duplica las de China. Ésta, la mayor economía de África, es responsable por casi la mitad de las liberaciones de gases causantes del cambio climático del continente. Ochenta por ciento de sus estimadas 400 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono proceden solo del sector energético.
Se prevé que África será afectada en forma desproporcionada por el recalentamiento planetario. Las temperaturas en muchas partes del continente podrían aumentar entre cuatro y cinco grados. Los cambios en la temperatura, así como en la cantidad y en la distribución de las precipitaciones, tendrían graves consecuencias para la agricultura, para la débil infraestructura y para las poblaciones pobres.
El segundo Plan Integrado de Recursos del gobierno busca identificar opciones energéticas y tecnológicas de largo plazo para el país, teniendo en cuenta la sostenibilidad, la seguridad del suministro, la accesibilidad y el impacto ambiental. Se espera que la planta de Medupi, en base a carbón, contribuya con 4.800 megavatios a la red eléctrica nacional a partir de 2012.
El gobierno espera que, para 2030, 48 por ciento de la demanda total de energía sea cubierta por carbón, 16 por ciento por fuentes renovables, 14 por generación nuclear y el resto por otras vías. Está prevista la construcción de seis nuevas centrales atómicas, la primera de las cuales entrará en funcionamiento en 2023.
La comunidad internacional probablemente esperará que Sudáfrica, sede de una ronda de negociaciones climáticas este año, demuestre liderazgo y encuentre una salida entre sus prioridades de desarrollo y las drásticas reducciones de emisiones de gases invernadero que necesita el planeta.
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