Una importante cadena de hospitales sudafricana y su director general han sido acusados en un caso de tráfico internacional de órganos humanos en beneficio de pacientes israelíes. En una declaración emitida hoy, la junta de directores de la red hospitalaria Netcare negó los cargos interpuestos un día antes contra la cadena y su director general, el doctor Richard Friedland.
El caso salió a luz en el 2003. Los investigadores dijeron que personas de Brasil y países de Europa oriental fueron llevadas a Sudáfrica, donde les extrajeron los riñones en un hospital de Durban para trasplantarlos a pacientes israelíes. La junta dijo que «ni Netcare ni el doctor Friedland son culpables de ninguna impropiedad. Cinco médicos sudafricanos fueron imputados ayer tras haber realizado, presuntamente, transplantes ilegales de riñón con órganos comprados a brasileños y rumanos sin recursos.
Entre los implicados se encontraría el director general del principal hospital privado del país -St Augustine de Durban, perteneciente a la empresa «Netcare»- donde se habrían llevado a cabo más de 100 operaciones ilegales entre 2001 y 2003. Según la Fiscalía, los principales destinatarios de estos órganos son ciudadanos israelíes, que habrían pagado cerca de 6.000 euros por cada miembro cercenado.
Mientras, en los registros hospitalarios, la transacción económica siempre quedaba registrada como si de un intercambio «natural» entre miembros de la misma familia se tratase; una circunstancia amparada bajo la legalidad sudafricana. Sin embargo, y pese a su dramatismo, el caso no es nuevo.
Hace cinco años, la Policía de Sudáfrica presentó una demanda contra un ciudadano israelí -Ilan Perry-, a quien se acusaba de ser el cabecilla detrás de este sindicato del crimen. Aunque este caso nunca fue llevado a los tribunales, paradójicamente, es ahora Perry quien actúa como testigo frente a la compañía «Netcare». Un negocio que habría otorgado a esta empresa unos emolumentos cercanos a los 2 millones y medio de euros.
Y lo cierto, es que dado lo lucrativo del negocio, parece que esta «moda» médica resulta contagiosa. A principios de año, la Policía mozambiqueña desarticuló al sur del país una red de tráfico de órganos -en este caso, con varias víctimas mortales de remanente- con destino Sudáfrica. De igual modo, el pasado martes, varios operarios de un tanatorio de la capital de Kenia, Nairobi, eran detenidos bajo la acusación de comerciar con los genitales de los fallecidos.
Via | Abc
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