La Copa del Mundo de fútbol de 2010 siempre será recordada por los aficionados españoles gracias al triunfo de la selección española, que levantó al cielo de Johannesburgo el primer entorchado mundial de toda su historia. Pero la imagen de Iker Casillas con el ansiado título en sus manos no es la única que quedará en el recuerdo de aquel Mundial, y sí otra algo más extravagante: la grada llena de vuvuzelas. Pues todo hace indicar que su vida en el fútbol se ha acabado.
Tres años más tarde de que el mundo entero conociera qué es una vuvuzela y cómo es su estridente sonido, todo hace indicar que los tiempos en los que los aficionados sudafricanos animaban a sus equipos a base de pulmones se va a acabar. Y la razón poco o nada tiene que ver con el estruendo que generan dentro de un campo de fútbol, sino con los numerosos casos de agresiones que se han producido dentro de los terrenos de juego en los últimos tiempos.
De un tiempo a esta parte, se han multiplicado de manera dramática las agresiones en los campos de fútbol sudafricanos con las vuvuzelas de por medio. Parece haber dejado a un lado su función para animar, y han pasado a convertirse en un objeto para agredir a aficionados rivales, futbolistas e incluso colegiados, por lo que la Federación de Fútbol Sudafricana está estudiando prohibir el acceso a los campos de fútbol con este tipo de instrumentos de viento.
La intención de la Federación de Fútbol Sudafricana no es otra más que acabar con la violencia en el fútbol y la opción de prohibir la entrada de vuvuzelas a las gradas ya es una realidad. De momento, los aficionados han demostrado su malestar con esta iniciativa, pero la Premier no quiere que se vuelvan a repetir los incidentes de las últimas fechas y todo hace indicar que las vuvuzelas han pasado a mejor vida en el fútbol.
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